MARIOHUANABROS. MARLEY
En volá de paraguas se me apareció, silencioso como es. Apareció desde la alcantarilla de un condominio que están construyendo; apareció con su habitual peo de fanfarria, ese que tantas veces lo ha delatado.Venia tocando una flauta que según él, lo adelantaba en tiempo y espacio; una flauta que encontró en el baúl de uno de sus dillers, los hermanos "callampa", conocidos reducidores de especies y dueños de todos los elixires que puedas necesitar. Venia entonando una dulce melodía, algo que traspasaba la piel, te envolvía en un torbellino y te llevaba a los parajes mas exoticos conocidos por el hombre; una musica evolutiva, un don mágico entre tanta mentira disfrazada de misticismo.
Fue solo un golpe.
Seguía ahí, frente a frente a Mariohuana; lo salude y me pidió fuego. Saco un troncho-como-corcho y procedió; inhaladas profusas inundando sus pulmones, el humo saliendo lentamente de su nariz y flotando por el espacio. Me ofreció, acepte, lo tome, inhale. Un sabor fuerte, un skunk dejado secar por meses, dejándolo en el punto exacto en donde solo saborearlo es volátil; un humo denso inundando mis pulmones y consiguiendo mi sangre, un humo tan intenso que me hizo toser reiteradas veces, un filete capaz de dejarte tirando bolitas de fuego por las manos, sin siquiera quemarte.
Si la música que entonaba me hizo imaginar cosas, el cogollo que se saco me dejo en una estado tal, que sentía podía hacer todo lo que me propusiera; sentía que la gravedad no existía, que todo lo que chocaba podía ser desmoronado, que las monedas flotaban por el aire. Trate de canalizar mis pensamientos y pensar que estaba siendo afectado por la dulce dosis con la que Mariohuana me había honrado; los latidos estaban en alza, pero la paz llego para quedarse.
Me despedí cordialmente, tenia tareas que cumplir a pesar de mi estado de sutil gracia; me despedí con un fuerte abrazo prometiéndole ayuda en la búsqueda de su esposa, desaparecida ya hace un par de días. "Te voy a ayudar en la búsqueda de tu princesa, perro. Cuenta conmigo y con los cabros".
Me despedí y seguí mi camino.
Al dar la vuelta en la esquina le tome una foto.
Fue solo un golpe.
Seguía ahí, frente a frente a Mariohuana; lo salude y me pidió fuego. Saco un troncho-como-corcho y procedió; inhaladas profusas inundando sus pulmones, el humo saliendo lentamente de su nariz y flotando por el espacio. Me ofreció, acepte, lo tome, inhale. Un sabor fuerte, un skunk dejado secar por meses, dejándolo en el punto exacto en donde solo saborearlo es volátil; un humo denso inundando mis pulmones y consiguiendo mi sangre, un humo tan intenso que me hizo toser reiteradas veces, un filete capaz de dejarte tirando bolitas de fuego por las manos, sin siquiera quemarte.
Si la música que entonaba me hizo imaginar cosas, el cogollo que se saco me dejo en una estado tal, que sentía podía hacer todo lo que me propusiera; sentía que la gravedad no existía, que todo lo que chocaba podía ser desmoronado, que las monedas flotaban por el aire. Trate de canalizar mis pensamientos y pensar que estaba siendo afectado por la dulce dosis con la que Mariohuana me había honrado; los latidos estaban en alza, pero la paz llego para quedarse.
Me despedí cordialmente, tenia tareas que cumplir a pesar de mi estado de sutil gracia; me despedí con un fuerte abrazo prometiéndole ayuda en la búsqueda de su esposa, desaparecida ya hace un par de días. "Te voy a ayudar en la búsqueda de tu princesa, perro. Cuenta conmigo y con los cabros".
Me despedí y seguí mi camino.
Al dar la vuelta en la esquina le tome una foto.
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